martes, 23 de septiembre de 2014

Tres microcuentos de Palmenia San Martín

El silencio

 No eres el compañero que elegí para llegar al final del camino, pero te tolero y acepto. Ven, deme tu mano, tenemos que recorrer el camino que aún nos falta para llegar.



La torre

Cuando ya no pudo sobrellevar su dolor, edificó una torre de silencio y se encerró en ella. Tapió ventanas, puso candados interiores y alfombró pisos para acallar sus pasos.

Entonces, ya nadie pudo ver su tormento, escuchar sus gemidos ni contemplar su llanto. Ya no sufre —dijeron todos— y se olvidaron de ella. Pero una noche estalló la torre. Los que acudieron a observar el derrumbe pudieron ver, entre los escombros, un corazón que, con mucho esfuerzo, daba sus últimos latidos.



Fragmentos

Cada mañana recojo los fragmentos de mis sueños, intento recomponerlos para saber qué intentan decirme. Pero se han vuelto huraños, herméticos, se diluyen con la mañana, como fantasmas de una fortaleza, que huyen al llegar el día, sin entregar el mensaje que mi alma y mi corazón gritan.

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